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 Astaldo: El Maldito

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MensajeTema: Astaldo: El Maldito   Astaldo: El Maldito Icon_minitimeSáb Ago 08, 2009 2:18 pm

El brujo se vestía lentamente aun sobre la cama, observando el lugar con una mirada nostálgica.

Aquella pequeña casa le traía muchos recuerdos de otra época, cuando era su propio némesis… cuando aun era un sacerdote de luz. Miró sus manos, su piel pálida como la muerte, sin duda efecto de los cambios sufridos en su pasado. Aún resuenan en su cabeza las palabras de aquella noche sombría, la voz de aquel demonio…

<< Te daré poder… te abrir un nuevo camino… lo he leído en tu corazón sin’dorei… ni siquiera esa luz puede borrar lo que eres… lo que anhelas, yo puedo dártelo… solo te pido mi vida a cambio. >>

Astaldo abrió los ojos de golpe, como si recordar esa frase le hubiera dejado en un profundo trance. Había perdido tanto aquel día… su familia, su hermandad, toda su vida, toda su luz pérdida… En cambio las sombras le envolvían por completo, sus ojos se volvieron negros como la noche durante unos minutos, como si las sombras intentaran inundar su mente.

No quedaba nada de lo que era, ni siquiera sabia bien en lo que se estaba convirtiendo, de lo que era capaz… y tuvo que huir, alejarse de todo y de todos. Pasaron años hasta que logró controlar ese poder totalmente, pero cuando regreso ya no le quedaba nada de su antigua vida. El brujo intento fundar de nuevo aquella antigua hermandad con la que había luchado tantas décadas, pero su nueva condición crearon muchas desconfianzas, hasta llegar a la traición, acabando por tomar la decisión de permanecer solo y alejado de todos.

Suspiró y miró unos instantes a su alrededor, recordando donde estaba y dibujándose una sonrisa en su rostro al recordar también, que ya no estaba solo.

Comenzó a pensar en Bathoria, aquella maga que apareció de repente en su vida y lo cambio todo. Seguía sin entender como podía hacerle sentir así, cuando hace un suspiro no era más que una desconocida apoyada en una barandilla a su lado y ahora sentía que daría su vida por ella sin dudarlo ni un instante.

Ella le hacia feliz.

Ya con la túnica puesta y el resto de su ropa de combate se sentó en un taburete mirando hacia el umbral de la puerta, dándole cientos de vueltas a todo. Tenía que asumirlo, ya no había vuelta atrás, era un brujo invocador de demonios, sombras y fuego… debía aceptarlo de una vez por todas, usar el poder que le fue concedido, pero lo haría por ella, solo por ella.
De repente Bathoria atravesó la puerta jadeante, pudiéndose percibir el miedo en su mirada, entonces no dudó ni un instante en abrazarla rápidamente con fuerza.

-Astaldo… -la elfa apenas podía hablar mientras recuperaba el resuello- Están cerca…-dijo mientras se apoyaba en el elfo que la miraba atónito.

El brujo sintió arder su fuego interno. Hacía mucho que había creído olvidar el instinto de supervivencia, el miedo a la perdida cuando ya lo había perdido todo.
Deslizando a Bathoria tras de si, invocó al que había sido su única compañía fiel en tiempos de traición, Hazzfazag, el cual respondió raudo a su llamada, si bien por pura obligación, jamás le había fallado.

Las sombras se arremolinaron en torno a sus manos, como serpientes de ébano dispuestas a quitar la vida de un solo mordisco, pero un tirón de la manga le hizo ceder.
La elfa tiraba de su manga con tono urgente, con la mirada cargada de temor y nerviosismo, mientras abría con gestos raudos y precisos un portal, en el cual se atisbaba lo que parecía ser Orgrimmar.

Dudó. Quizás no fue, el, quizás tan solo fueron las ganas de saciar lo que llevaba dentro… el ansía de sangre y batalla que creía perdido, pero la penetrante mirada de la maga le hizo decidirse en cuestión de segundos, cruzando con ella el portal.

Al otro lado, observó a Bathoria. La elfa intentaba recuperar la respiración lentamente, con dificultad mientras se apoyaba en el casi con todo su peso, visiblemente agotada. La rodeó con los brazos y la instó a apoyar la cabeza en su pecho, acariciando su cabello con toda la dulzura que creía perdida en el.

-Bathoria... –comenzó el elfo en un tono suave, intentando calmar a la alterada maga entre sus brazos. –Tranquila, estoy aquí…-susurró en su oído reconfortantemente, en tono quedo, varias veces hasta notar que la elfa se relajaba gradualmente.

-Debemos buscar ayuda. –susurró ella aún apretada contra su cuerpo. –Durante mi larga estancia en Corona de Hielo leí muchos libros y uno me llamó la atención, hablaba de los Seguidores del Filo.
Supuestamente se extinguieron hace décadas, pero hay indicios de que no ha sido así… -la elfa se interrumpió y observó al brujo mientras suspiraba. –No se ni porque te meto en todo esto. En el fondo, esta no es tu lucha. Podrías estar tranquilo, como hasta ahora, viviendo en Dalaran…-

El brujo se inclinó hacia ella, haciéndola callar con un beso que fue correspondido, fundiéndose en sus labios.

-Ahora me siento vivo Bathoria. Tantos años deambulando como una carcasa vacía hasta que te encontré. Si esta es tu lucha, también es mi lucha. –susurró el brujo con firmeza a escasos centímetros de sus labios.

Astaldo estaba convencido, todo lo que había pasado, todo lo que había perdido le había llevado a ese momento… era ella... y la protegería con su vida.

La amaba.

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Off-rol:

Nombre: Astaldo Shadowsun

Clase:
Brujo

Nivel:
80

Descripción:
Desconfiado de forma innata, siente que esta maldito por todo lo que le ha sucedido en su vida. De piel palida y cabello blanco, de mirada fria y penetrante.

Algo sobre mi:
Emm... soy Valus
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Astaldo: El Maldito
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