Yhanos, vástago del olvido.

Nombre: Yhanos, mala'k
Clase: Caballero de la muerte.
Nivel: 60 y subiendo.
Elfo de sangre, tez de la piel oscura a causa de la energía profana extraida de su espada rúnica, pelo claro y liso.



El día era soleado, la bella Quel'thalas lucía con la eterna luz de la fuente del sol, nos proporcionaba poder, nos alimentaba, aquella fuente inagotable de energía... jamás pensamos lo que dependiamos de ella, hasta que la sombra de la muerte se cernió sobre nosotros.
Los carros de despojos del caballero de la muerte Arthas Menethil fueron abriendose paso a través de los bosques que nos protegían.
-No.. no lograrán pasar, el único camino que lleva a la entrada ha sido derrumbado, el puente ha sido destruido.- Me dijo Ionys, intentando tranquilizarme, su palabras alentadoras fueron eclipsadas por su asustado tono de voz.
Un cúmulo de muertos se estrelló contra la majestuosa puerta de Quel'thalas, aquellos demonios estaban usando ovillos de cadáveres para destruir nuestras estructuras, sus carros de despojos los lanzaban con una fuerza sobrenatural, el hedor de la muerte nos invadió, fue horrible.
Pronto el ejército de muerte irrumpió en la ciudad, su objetivo era nuestra vida... la fuente del sol.
Ionys, los caballeros de sangre... la ciudad entera quedó rodeada de aquellos seres, con una furia frenética fui lanzando tajos a diestro y siniestro entre las filas enemigas, mis artes en combate nunca habían destacado pero me mantenía en la linea de ser un buen oponente.
Ionys era otro mundo, sus habilidades eran excelentes, ante mi horror aquella enorme masa de lo que parecía estar formada de varios cuerpos muertos se tendió sobre ella.
Me lancé en un intento desesperado de protegerla, con fuerza la abominación me ensartó, su asqueroso brazo que portaba una pequeña hacha me transpasó el estómago, acto seguido fui lanzado al suelo como si no fuera más que un deshecho.
Pude observar mientras languidecía allí tirado sus ojos, Ionys me miró con desesperación, sus bellos ojos lloraban mientras repetían lo que parecía ser mi nombre... un nombre que hasta hace poco había olvidado.
-¡Ionys!, vamos lárgate- Grité con dificultad a aquella bella mujer que tanto amaba y que ni siquiera había tenido el valor suficiente para decirselo en todos estos años.
Me costaba respirar, la sangre inundaba mi boca amenazandome con ahogarme acelerando mi muerte que ya había sido sentenciada, tenía que hacer algo, tenía que llevarla lejos.
Entonces recordé.. con dificultad rebusqué en el bolsillo, aquel pergamino que Vener me había dado la noche anterior todavía debía de estar allí, mis ojos encontraron un atisbo de esperanza, lo encontré.. la salvación de Ionys estaba aquí. Sostuve con fuerza el pergamino, era un pergamino hecho con hechicería, un portal, tan solo tenía que canalizar la energía oculta en aquel papel.
Ionys se acercó a mi esquivando aquella monstruosidad, con dificultad me arrodillé y levante mi brazo
derecho en un intento de que saliera bien, ante mis ojos funcionó, el portal que llevaba fuera de este infierno se mantuvo activo.
-¡¡Pasa.. entra ... !!- Le grité con todas las fuerzas, para mi asombro mi voz no fue mas que un susurro.
-No.. no sin ti, ¡ve tu primero!- Dijo Ionys llorando mientras observaba como la muerte abrazaba a toda la ciudad.
Se me acababan las fuerzas, si flaqueaba allí el portal se cerraría y moririamos los dos.. con un gesto de picardía mire a sus espaldas, ella se giró sobresaltada esperandose lo peor, aproveché el momento, le lancé una patada con todas mis fuerzas, transpasó el portal...
Vi el filo de una espada sobresalir en mi pecho, acabé ensartado en un millar de putrefactos filos, lo último que pude escuchar fue el regurgitar de aquel ser de pesadilla, la oscuridad me abrazó.
-Ira, crueldad, todo lo que soy te lo confío a ti caballero de la muerte elegido...- el rey Lich me hablaba desde mi interior, su palabra era una orden inquebrantable, mi vida no tenía sentido, solo existía para servirle a él, sus ojos me observaban constantemente.
Aquellos cobardes de la cruzada escarlata tenían la osadía de mantenarse amenazantes ante mi rey, mi espada los ensartaría, aniquilaría a sus hijos delante de sus ojos despedazaría a sus familias y luego consumiría sus propias almas...
Prontó la guerra empezó, desde el bastión de Acherus pude observar a aquellos seres débiles y enfermos que en un intento de rebeldía negaban morir para formar parte de la plaga, con furia bajé de la necrópolis.
-No.. no.. tengo hijos, tengo familia.., ¡padre!, ¡madre!- Pronto los sonidos de angustia resonaron suplicantes en mi cabeza, era una melodiosa canción que escuche durante todo aquel día, masacré con vigor a aquellos inutiles para despues consumir sus almas, mi espada rúnica siempre anhelaba más almas, y con ellas... más muerte y poder.
Me mandaron ejecutar a un prisionero, debía mostrar que yo era fiel a la plaga... ¿por qué?, yo ya era fiel a mi rey pero no parecieron confiar en mi... ¿de que se trataba?.
Con un gesto sádico entré en aquella ruinosa cabaña que apestaba a vivos, allí, una cantidad ingente de esclavos permanecían arrodillados, sollozando, eran patéticos.
Me ordenaron asesinar a la elfa de sangre... la cabeza me dio un fuerte zumbido, la espada rúnica empezó a temblar con tan solo ver a aquella mujer, ¿por que?.
-Me vas a mirar a los ojos mientras me das muerte...- La mujer se levantó con orgullo mirandome a los ojos.- ¿Yhanos?.., ¿eres tu?, por la fuente del sol Yhanos que te han hecho, te han convertido en un ser despiadado, puedo ver en tus ojos que todo lo que te hacía ser un caballero de sangre ha muerto, lucha, lucha maldita sea, el rey Lich quiere ver nuestro mundo condenado, reducido a cenizas... recuerda la fuente del sol, recuerda aquellos días que pasamos en la bella Quel'thalas...- Empezó a llorar.- Me.. me alegro tanto de que sigas con vida de alguna forma...- Mi cabeza pareció explotar, ¿Yhanos?, ese nombre, ¿yo era Yhanos? no entendí lo que me decía, ¿me conocía?... caí de rodillas,una voraz vorágine de imagenes asaltaron mi cabeza, Ionys, ese nombre, perdí el control, recordé...
-¿Qué esta pasando?, ¿por que tardas tanto en regresar?- El caballero de la muerte que se encontraba a las afueras pareció extrañar mi tardanza.
-Mátame.. mátame o nos matarán a los dos...- Ionys se arrodilló mientras unas lágrimas vislumbraron sus ojos.
Temblé, temblé horrorizado, que había hecho, ¿que estaba haciendo?...
-¡Acabalo!, ¡mata o muere!- La voz del Rey Lich resonó con fuerza en mi interior.
Con lágrimas manando de mis ojos lancé un tajo despiadado, la cabeza fue separada de su endeble cuerpo, por desgracia recuperé el control... él, él recuperó el control...más tarde comprendí todo, gracias al suelo sagrado... a Tirion Vadín... a Darion Mograine.
En el instante en que me liberé de su manipuladora mirada sentí como la bruma que cegaba mis ojos se disipaba, la respiración... despues de lo que me pareció una eternidad sentí el aire entrando en mis pulmones, el desasosegado repiqueteo de mi corazón volvío a la vida... estaba.. ¿estaba vivo otra
vez?, mis funciones vitales parecían intactas, la energía rúnica de mi espada invadía mi cuerpo, me proporcinaba lo que la fuente del sol me proporcionó en su día... poder y inmortalidad a costa del alma de mis enemigos.
Los recuerdos regresaron, Ionys, yo la maté... me invadió la angustia, quise morir... perdoname... yo... él me obligó... las pesadillas me asaltan constantemente.
Desde entonces juré que acabaría con su vida, el alma del rey Lich alimentaría mi espada.
-Me he convertido en un caballero de la espada de ébano pero no soy solo el monstruo que aparento ser, aunque no tengo lugar en vuestro mundo..., quisiera unirme a vuestras filas, yo y mi espada seremos vuestro instrumento... nosotros... nos convertiremos en Los seguidores del Filo... si lo permitís.- Dijo el caballero de la muerte arrodillado con gran pesar en su alma ante todos los miembros de la hermandad.

//Off rol
Bueno pues aquí teneis la presentación de mi personaje, os he conocido por la curiosa coincidencia con ninwë la que me habló de esta guild rolera (OMFG), originariamente de shendralar y despues de habiendo migrado mis personajes hace tiempo por el escaso nivel de rol del servidor en aquellos tiempos y pareciendo que ha mejorado me he decidido a volver.
Un cordial saludo a todos.

La, normalmente, estoíca paladín observó al caballero arrodillado con una mueca angustiosa en sus pálidas facciones.
El Caballero de Ébano postrado ante ella era un indicio más del daño que Arthas estaba causando en su interminable cruzada.
Aunque la vida hubiera abandonado al caballero de argenteo cabello, su convicción seguía palpable en cada una de sus palabras, y su arrepentimiento en cada nota de su voz.
Ninwë alargó su enguatada mano, primero titubeante, pues era bien conocida entre sus compañeros su desconfianza hacia los que habían servido al Rey Exánime, luego con convicción, apoyandola en el armado hombro de aquel que se hacía llamar Yhanos.

-Levantate, sin'dorei, pues yo no quiero pleitesía. Allá donde muchos ven un cascarón vacío con las manos cubiertas de sangre, yo he visto una convicción que creía olvidada entre nuestra, antaño, orgullosa raza. Sé que no puedo comprender los horrores que habeis presenciado y mentiría si os dijera que os comprendo. Pero algo si sé, y es reconocer el arrepentimiento. -dijo la elfa con un tono de voz suave, cálmado e inamovible.

Sus miradas se cruzaron unos segundos que parecieron eternos, de nuevo la elfa habló.

-Nos entrevistaremos contigo, Yhanos Mala'k. Te haremos saber la hora y el día. -dijo Ninwë haciendo uso de un perfecto Thalassiano mientras se despedía con un gesto marcial y subía a lomos de su montura.

//Off-Rol: Ese Malek! Me alegra verte por aquí ^^ Pues a ver si el oficial que se encarga de los "muertitos-vivos" está disponible, que últimamente está liadillo por asuntos personales, queda conmigo para ir a hacerte la entrevista. Si no te la haría yo personalmente.

La Embajadora salio de las sombras que la ocultaban entre las columnas del fondo de la sala y se dirigio hacia la puerta. Al pasar junto al Caballero de la Espada de Ebano se detuvo un momento y le miro con una mezcla de compasion y resolucion fria en sus verdes ojos.
-Vaya... parece que has empezado bien -murmuro la Sin´Dorei- La Empuñadura no suele gustar de la compañia de los tu clase... Bueno, esperemos que seas merecedor de portar el Tabardo Purpura y Plata.
Levantando la mirada del aun postrado Caballero que parecia sumido en sus recuerdos, salio a la puerta e invoco a su Corcel Esqueletico. Monto agilmente y volvio a lanzar una mirada al recien llegado para a continuacion partir en un raudo aunque silencioso galope.


//OFFROL

Bienvenido!! Espero verte pronto por el verde!! ^^

-Levantate, sin'dorei, pues yo no quiero pleitesía. Allá donde muchos ven un cascarón vacío con las manos cubiertas de sangre, yo he visto una convicción que creía olvidada entre nuestra, antaño, orgullosa raza. Sé que no puedo comprender los horrores que habeis presenciado y mentiría si os dijera que os comprendo. Pero algo si sé, y es reconocer el arrepentimiento. -Me respondió la elfa con un tono de voz suave, cálmado e inamovible.
Arrepentimiento, el arrepentimiento solo servía si podías obtener el perdón, y yo había perdido ese derecho desde el principio de mi maldición, aquellos a los que arrebaté la vida sin compasión jamás podrían perdonarme, un muerto no puede perdonar, la agonía continuó consumiendome las entrañas.
Me sentí vacío, en los escasos vestigios de mi alma encontré cierto alivio gracias a sus palabras.
Supe que ella hablaba de corazón, su franqueza y respeto me conmovieron.
Una mujer de la cual no me percaté en todo el tiempo que estuve salió de entre las columnas del fondo de la sala.
Se dirigió hacia la puerta, pareció ignorar mi presencia en todo momento. Al pasar junto a mi se detuvo y me escudriñó con resolución, aquellos profundos ojos esmeralda parecieron mostrar un pequeño rasgo de compasión.
-Vaya... parece que has empezado bien -dijo la Sin´Dorei- La Empuñadura no suele gustar de la compañia de los tu clase... Bueno, esperemos que seas merecedor de portar el Tabardo Purpura y Plata.
Me sumí en los recuerdos, no culpé a aquella mujer por sus duras y nobles palabras, ella tenía razón, nadie en su sano juicio confiaría en un asesino arrepentido, en un esclavo del mismisimo rey Lich..., si yo continuara estando bajo su influencia no haría más que poner en peligro a este clan y ellos se exponían a ello, sabían el riesgo y con total naturalidad muchos desconfiarían de mi.
Ni siquiera yo sé realmente lo que soy... ¿podría mantener mi voluntad permanentemente?, ¿volvería a caer bajo el yugo de su esclavitud?, eran preguntas sin respuesta... cada noche dormía con temor en mi interior... pensando en si al día siguiente sería yo quien despertase.
No quería exponer a nadie en peligro pero... yo había visto de cerca el poder del rey Lich, me rendí ante la evidencia, solo jamás podría derrotarle, la única esperanza que mantuvo la llama de la venganza encendida fue la reputación de Los seguidores del Filo, sus incontables victorias y incursiones eran famosas por todo azeroth.
Cuando salí de mi ensimismamiento me percaté de que ya habían marchado, lentamente me puse en pie y salí al exterior, me senté en una saliente que daba a un gran acantilado.
-Nos entrevistaremos contigo, Yhanos Mala'k. Te haremos saber la hora y el día.- Aquellas palabras resonaron en mi cabeza, esperaría por las cercanías la respuesta, realmente no tenía ningún lugar donde ir... ninguna casa a la que regresar, ni siquiera me sentía con fuerzas para pisar Quel'thalas, comentaban que había sido reconstruida...
-Eres nuestro, tu voluntad, tu cuerpo, nos perteneces...- Aquellos aparecidos espectrales no parecían dejarme descansar tranquilo, empuñé mi espada rúnica a la vez que grite con todas mis fuerzas para no escuchar sus voces, tenía que hacerlos callar de nuevo, sus risas, burlas y gritos acusadores me atormentaban, por muchos que eliminara cada cierto tiempo aparecían para torturarme, en un intento fallido de hacerme perder la cordura.
Despues de aproximadamente una hora, aquellos débiles siervos del condenado fueron consumidos por mi espada, la tranquilidad volvió a reinar y tan solo me limité a escuchar el ruido del viento.
Empezó a anochecer... me pregunté si realmente me aceptarían entre sus filas.

/Off-Rol
Muchas gracias!, estoy ansioso por conocer a la hermandad, espero veros pronto in-game ^^!

El pequeño cachorro dobberman cobrizo observo el dialogo entre los presentes en la sala, gruñiendo al futuro miembro, no le gustaba su presencia.

¡Vete con tu dueño!- Le gritaron por la molesta presencia del perro. Dobby, se acerco corriendo para avisar de la estancia del Caballero de la Muerte al semi-elfo, que estaba tumbado en las afueras tomando el caluroso sol.
¿Que quieres? Si quieres jugar ves con Sasha o Luna, y a Bleik ni se te ocurra molestarle, esta de mal humor. Le dijo mientras miraba a su lobo que estaba tumbado en la misma postura que su dueño. Vaaaaaale, ire a ojear al "invitado" por si las moscas y que nos dejes en paz, pero si estan Kazid y Nin no tendrias por que preocuparte... ¡perro cobardica!
El semielfo se levanto bostezando, entro en la sala convirtiendo sus agiles manos en unas garras de can mientras se acercaba a los presentes...
Saludos señoritas, veo que tenemos un nuevo amigo. Zel, extendio las garras en muestra de posicion defensiva. ¿Que hace un ser de estos aqui? ¡Suficiente tube con perdonar a Agathor por sus genocidios!

-OFFROL-
Bienvenido! Espero vernos pronto por el verde!

Kazid refreno a su esqueletica montura al percibir movimiento a su espalda. Despues de ver quien lo causaba giro la cabeza lentamente y miro con a Zel con su tipico gesto frio desde lo alto de su esqueletica montura.
-Tranquilo cachorro... guarda tus garras de momento... Deja estos menesteres a la Dama Nimwe...
Acto seguido volvio a azuzar mentalmente a su Corcel de Pesadilla y se perdio en el camino.

//OFFROL

Bueno herman@s, pues me complace anunciaros que Yhanos ya es un orgulloso portador del Tabardo Purpura y Plata. Pido a quien compita que le de los pertinentes permisos en el foro. EL FILO CRECEEEEEEE!!!!

//OFF-ROLL//

Rango y permisos actualizados, bienvenido al filo!